El panorama del sector inmobiliario en Colombia no dista mucho del latinoamericano: una industria en números rojos, una banca sumamente exigente, falta de entendimiento con el Estado. Pero tiene la particularidad de haberse convertido en un país de arrendatarios por encima de uno de propietarios.
A mediados de mayo, la cantidad de hogares viviendo en arriendo alcanzó el 40,3%, superando por estrecho margen al 39% de los que habitan su vivienda propia. ¿Seguirá extendiéndose esa diferencia en lo que resta de año? Todos los pronósticos, los positivos y los no tanto, apuntan a que será en 2025 cuando tendremos la respuesta.
Mientras, el sector se niega a bajar la guardia y a abandonar su deseo de volver a su buena época, con propuestas y acciones para impulsar la reactivación del sector.
Esta es su realidad y analizaremos su futuro.
Números en negativo
El escenario inmobiliario en Colombia se ve bastante nublado. Por un lado, la construcción de nuevas viviendas disminuyó un 11,2%, de acuerdo a cifras de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), al mes de mayo.
En el tramo de enero a mayo, las ventas de propiedades registraron una contracción acumulada del -14 %. Para dar contexto en cifras monetarias, se totalizaron $15,46 billones de pesos colombianos en ventas, es decir, $1,89 billones por debajo de lo registrado en el mismo tramo en 2023, y una reducción de $11,79 billones frente a enero-mayo del 2022, cuando se vendieron más de $27 billones.
En promedio, se inician 6.268 viviendas al mes en la nación neogranadina, pero al año se forman, aproximadamente, 380.000 hogares, lo que vaticina un pronóstico nada alentador: en una década, no se podrá cubrir ni el 30% de la demanda.
Si se evalúa por ciudades, de 23 áreas urbanas, 16 presentaron contracciones en la iniciación de vivienda, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Tan solo el primer trimestre reveló el nivel de inversión más bajo desde 2005, sin contar la pandemia (3,78 %, como porcentaje del PIB).
Pero, lo repetimos: el sector se niega a rendirse.
¿Qué se propone?
Camacol encabeza la lucha, junto a diferentes actores, presentando propuestas y planes de acción para contrarrestar el freno y reactivar el sector.
Sus aportes van desde un programa de coberturas a la tasa de interés para vivienda social y hogares de clase media, una plataforma para el otorgamiento de subsidios de vivienda e implementar garantías que amparen los créditos hipotecarios, entre otros, presentados ante el Ministerio de Vivienda.
Un grupo de constructoras, por su parte, hace hincapié en la reducción de tasa de interés, propone agilizar los cierres financieros, que se dinamice la asignación de subsidios y que se aumente la colaboración público-privada.
Mientras, la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia propone aumentar el límite de deuda de los compradores de vivienda no social, del 30% al 40%. Y desde Colsubsidios destacan la importancia del sector para la generación de empleos.
¿Hacia dónde va el sector inmobiliario de Colombia?
Distintos actores de la industria ponen su mira en el 2025. ¿Esto por qué? Porque se estima que en mayo del año entrante las tasas de interés se reduzcan hasta un 6%, y continúen su retroceso hasta un 5%, avanzado el segundo semestre.
Esto marcaría nuevamente el pulso de la adquisición de viviendas, lo que generaría un efecto en cadena para la reactivación de todo un sector que camina a medias.
Pero mientras se llega a ese punto, la construcción en Colombia parece encontrar refugio en las viviendas verdes. De acuerdo con Camacol, hay más de 15 millones de metros certificados con sello verde, que corresponden a 200.000 viviendas, siendo el 80 % de interés social. Y cada día suma más interés entre compradores, amparado en el beneficio energético y las facilidades crediticia que se otorgan.
También está cobrando auge la renovación urbana, que busca construir en espacios que ya tienen vías de acceso y puntos de interés, con la finalidad de avanzar hacia ciudades de 15 minutos, en las que se garantice el acceso a salud, educación, transporte y entretenimiento, entre otros, en un tiempo máximo de 15 minutos, caminando o en bicicleta.
El arriendo y la venta de propiedades usadas son hoy día la apuesta segura de las familias colombianas, con mejor metraje y un precio por metro cuadrado más competitivo, de acuerdo a Fedelonjas, sosteniendo un sector que se niega a sucumbir y visualiza nuevamente su despegue durante 2025.